miércoles, 22 de diciembre de 2010

NARCISO SIGUE SIEMPRE VIGENTE


EN ESTE 2010 QUE FINALIZA QUIERO AGRADECER A TODA LA GENTE QUE HIZO POSIBLE LA REALIZACION DEL LIBRO "EL ARTESANO DEL MIEDO",UN PROYECTO DE MUCHOS AÑOS DE TRABAJO Y OTROS TANTOS DE BUSQUEDA EDITORIAL. TAMBIEN QUIERO AGRADECER A LA GENTE QUE LO APOYO Y A TODOS LOS FANS QUE DIA A DIA LUCHAN POR MANTENER LA MEMORIA DE ESTE ACTOR INIGUALABLE. PARA TODOS ELLOS UN MUY FELIZ 2011..

martes, 2 de noviembre de 2010

Una visita especial en Madrid



Aprovechando mi recorrida por Europa, nos conocimos en España con Lidia, la esposa de Narciso Ibañez Menta hasta sus últimos días de vida. En ella(que convivió 48 años inolvidables con el gran actor español)encontré una persona muy agradable. Y en ese encuentro me topé con la máscara original de Elmer Van Hess. Confieso que tenerla en mis manos y saber que había sido usada por "el maestro" me produjo una gran emoción. Ese fue solo uno de los tantos atractivos de una tarde madrileña inolvidable.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Memorias de una voz macabra



Un libro recorre la trayectoria del actor Narciso Ibáñez Menta, una leyenda que aún cultiva fanáticos entre los espectadores del cine y la televisión.
Por: Lucía Turco para Revista Ñ (Clarín)

Difícil imaginar al artesano de un fenómeno de masas. Pero el espectáculo argentino tuvo su exponente. Actor multifacético, director y guionista, "mago" del maquillaje, con su voz, Narciso Ibáñez Menta (1912-2004) envolvió la radio, el teatro, el cine y la televisión durante décadas. De esta última fue un pionero, cuando contar una historia en la pantalla chica significaba calcularlo todo para lograr un plano secuencia, aunque ello implicara contener la respiración detrás de una máscara de látex, asustar en la vida real para testear una caracterización, repetir un día entero de filmación para asegurar el efecto.

De todo este personaje habla El artesano del miedo , primera biografía artística del "señor truculento", como lo llamó la prensa. Cautivados por sus legendarios ciclos televisivos en la infancia, el músico Gillespi y el periodista Leandro D'Ambrosio convirtieron el fanatismo en obsesión por una figura que "nos empezó a sorprender cada día más por cómo estaba conformada su personalidad, podría haber sido tranquilamente un personaje de una de sus obras", cuenta Gillespi, que ansiaba la llegada del jueves para seguir, desde la cama de sus padres, a aquel robot humano en busca de su alma en El hombre que volvió de la muerte .El relato comienza con Narcisín, el niño prodigio nacido en Asturias que deslumbraba sobre las tablas, y llega hasta su última aparición en televisión, pasando por sus interpretaciones de Poe, Sartre, Miller hasta las ideas propias que encontraron su expresión en rostros monstruosos y provocaron picos de rating históricos. Para ello, fue importante el desarrollo de una técnica propia y artesanal del maquillaje, que Ibáñez Menta entendía como un "arte ligado al de la interpretación", y sobre el cual escribió un manifiesto.

Ante la falta de archivos televisivos (gran parte de los rollos de sus ciclos se quemaron en los incendios de Canal 9 y Canal 11), los autores se encontraron trabajando en el límite de la memoria, reuniendo voces dispersas que rodearon al protagonista ­como su actor y amigo Juan Carlos Galván, la directora Diana Alvarez y la actriz Beatriz Día Quiroga, entre otros­, quienes conocieron de cerca su exigencia a la hora de crear dentro y fuera del terror, pero fundamentalmente sobre el misterio. Todos coinciden en algo: trabajar con él era un desafío. Las limitaciones que encontraba en la práctica no lo frenaban en su ambición por recrear las escenas que ya había imaginado en detalle.

"Soñaba que estábamos trabajando en la Metro Goldwin Mayer", lo recordaba Eduardo Bergara Leumann.

La idea de un artesano refiere a algo casi desconocido u olvidado en la televisión actual: el oficio de un artista que trabajaba el terror como una delicada pieza que había que cuidar hasta el final para que fuera cautivante y personalísima. "Si bien él ha tomado técnicas de otros, su forma de ver las cosas fue única e intransferible de alguna manera ­piensa Gillespi­.

Uno, en retrospectiva, se encuentra con cuatro o cinco que han hecho cosas trascendentes en la tele.

El fue uno de ellos y en un estilo realmente muy difícil". Además de su amor por el teatro, el libro ­ que reúne un interesante egistro fotográfico­ recuerda sus trabajos en cine y su labor en España, donde trabajó especialmente junto a su hijo, Narciso Ibáñez Serrador, que, al seguir sus pasos, se transformó en un exitoso productor de la televisión española.

A través de un relato cronológico ­en el que los autores quisieron resguardar la historia de su obsesión por el personaje no involucrándose mucho en la interpretación de los hechos­ las anécdotas de los entrevistados y la propia voz de Ibáñez Menta, tomada de entrevistas de distintas épocas, permiten reconstruir el camino del éxito de una voz envolvente y macabra, la de un tipo bajito que le gustaba trabajar de noche y que era absolutamente reservado en su vida privada. Si bien se trata de una biografía artística, puede percibirse lo difícil de llegar al hombre detrás del artesano que tenía todo bajo control, lo que funciona casi como un truco que lo trasciende en el gusto por alimentar la fantasía.

"Narciso tenía los pasillos largos, las puertas cerradas, la música que iba in crescendo aunque no pasara nada, porque en muchas de sus obras solamente en la última escena se develaba el secreto de la monstruosidad", recuerda Gillespi, quizás para entender por qué nadie transitó este género con la grandeza de "el maestro", como le dicen aún hoy quienes trabajaron junto a él en la composición ­no eximida de misterio­ del misterio.

martes, 24 de agosto de 2010

UNA FECHA PARA RECORDAR



Al cumplirse el día 25 de agosto un nuevo aniversario del nacimiento de Narciso Ibañez Menta, recordemos a este inigualable actor asturiano que engalanó los escenarios teatrales,nos dejó películas inolvidables del cine argentino y nos aterró en la televisión con una abultada cantidad de ciclos de terror legendarios. Interesarse en su vida y en su obra artística es una buena forma de mantener vivo su legado, que tantas legiones de fans supo cultivar..

domingo, 1 de agosto de 2010

EL MUNDO DE NARCISO IBAÑEZ MENTA



Gillespi y Leandro D'Ambrosio,
biógrafos del artesano del miedo

José María Marcos
Exclusivo para ISOMNIA



Narciso Ibáñez Menta (1912-2004) fue un actor y director teatral nacido en España, reconocido como una leyenda del terror en los países de habla hispana, especialmente en Argentina, donde se lo recuerda como un ícono del miedo. Fue el protagonista de Una Luz en la Ventana (1942), considerada la primera película argentina de terror, y en 1959 su rostro estremeció a la audiencia de Canal 7 mediante el ciclo Obras Maestras del Terror —con adaptaciones de cuentos de Edgar Allan Poe—, que llegó a Estados Unidos como Master of Horror, antes de las famosas películas de Roger Corman con Vincent Price.
Nacido en Sama de Langreo (Asturias) el 25 de agosto de 1912, Narcisín (así su apodo de niño) hizo su primera aparición en escena en brazos de la actriz Carola Ferrando, con tan sólo ocho días, ya que sus padres eran artistas líricos. Durante su infancia viajó junto a ellos por España e Hispanoamérica, asentándose en Buenos Aires, donde dejó una marca indeleble mediante su inquietante voz, su ductilidad actoral y sus inspirados maquillajes, en piezas como Los Malditos Por La Historia (1959), Obras Maestras del Terror (1959 y 1960), El Muñeco Maldito (1962), Mañana Puede Ser Verdad (1962), El Hombre Que Volvió de la Muerte (1969), Mañana Puedo Morir (1979), Hay Que Matar a Drácula (1979) y El Pulpo Negro (1985), entre otras.
Es padre de Narciso Ibáñez Serrador (Chicho) —creador en España de ciclos como Historias Para No Dormir, Historia de la Frivolidad y Un, Dos, Tres... Responda Otra Vez—, quien lo acompañó a lo largo de su carrera como guionista, productor y director de muchas de sus obras.

EL ARTESANO DEL MIEDO

Tratando de homenajear al hombre y su leyenda, Gillespi y Leandro D’Ambrosio escribieron El Artesano del Miedo (Corregidor, 2010), un trabajo que recorre la trayectoria artística de Narciso Ibañez Menta, con especial énfasis en sus trabajos vinculados con el género dentro de horror. “Fue un trabajo de investigación y escritura que demandó cinco años en busca de material fotográfico, datos y entrevistas a los protagonistas, con el fin de rescatar la figura de un personaje inigualable del espectáculo argentino y único exponente del terror nacional”, explicaron los autores durante el lanzamiento del libro.

La presentación oficial del trabajo se realizó el pasado 17 de abril en el Cine Gaumont (Rivadavia 1635, de Buenos Aires), y contó con la presencia de actores que acompañaron a Ibáñez Menta durante sus producciones, como, por ejemplo, Beatriz Díaz Quiroga, Diana Álvarez, Elizabeth Killian, Juan Carlos Galván, Érika Wallner, Héctor Biuchet, Edgardo Borda y Francisco “Pancho” Guerrero. Acompañaron el acontecimiento el periodista Carlos Polimeni y Gustavo Leonel Mendoza, realizador del documental Nadie Inquietó Más (sobre Ibáñez Menta). “Los fanáticos de Narciso vivimos una gran noche donde recordamos a una gran estrella de nuestro medio. Unas 150 personas concurrieron y se deleitaron con las imágenes en video, las palabras de actores y los gratos recuerdos”, señalaron los autores en su blog. Dicho libro cuenta con trece capítulos, el prólogo El Hombre Que Siempre Vuelve De Lla Muerte (de Carlos Ulanovsky), dos textos preliminares (uno de cada autor), un apéndice con la bibliografía y un exhausto listado de programas y elencos de los ciclos de Narciso Ibáñez Menta emitidos en la tevé argentina.
En diálogo con INSOMNIA, Gillespi contó cómo germinó la idea del libro, cómo fue el proceso de investigación, escritura y edición, y también cuál es el balance tras la publicación de la obra.

“Este libro nació de encuentros que empezamos a tener con Leandro D’Ambrosio, como fanáticos de Narciso Ibáñez Menta. Años atrás, en carácter de coleccionista, puse un aviso en Internet sobre mi búsqueda de material, y me contactó Leandro, quien me recordó que nos habíamos cruzado en el programa Tiempo de Siembra, donde él había ganado. Leandro es un gran periodista, tiene una memoria prodigiosa y un gran método de trabajo. Como le dijo yo: es un robot de piel tibia. En esos encuentros, hablamos sobre Narciso Ibáñez Menta y, sin siquiera imaginarlo ninguno de los dos, comenzó a gestarse El Artesano del Miedo”.

—¿Cuándo se dieron cuenta de que esta pasión por Narciso podía impulsarlos a escribir el libro?

—Seguimos durante un año encontrándonos para conversar sobre Narciso, sin ninguna meta clara. Yo terminaba de trabajar en Radio Mitre, con Adolfo Castelo, y él me venía a buscar a la salida. Tal era nuestra pasión que terminamos poniendo un día fijo, en el que íbamos a un bar y compartíamos los hallazgos.

—¿Qué pieza rara hallaron en esta búsqueda?

—En 1998 trabajé en Canal 9 y comencé a meterme en la atmósfera de Narciso y sus grandes obras de terror; de hecho, en el pasillo había alguna que otra fotografía de Alejandro Romay con Narciso. En esa época, encontré al fotógrafo del canal, quien había tomado esas fotos y le pedí imágenes. Semanas más tarde, apareció con un bolso repletos de negativos. No había nada catalogado. Aunque fue muy arduo revisar rollo por rollo, encontré muchas imágenes maravillosas.
—Hoy se pueden conseguir en DVD las piezas donde Narciso actuó en la tevé española. ¿Del material argentino qué se conservó?

—Muy poco, producto del azar y de algunos coleccionistas privados. De Canal 9 copié El Pulpo Negro (1985) desde el máster, gracias a la buena voluntad del archivista. En otra época trabajé en Telefé y me contacté con el coleccionista y cinéfilo Fabio Manes. Un día, Fabio me dijo: “Gillespi: encontré unos U-matic de Narciso Ibáñez Menta, acá en Telefé, y no hay donde verlos, porque es un formato que ya no se usa. Te aviso cuando consiga convertirlos”. Pasó un tiempo y así fue: resultaron ser algunos unitarios, como Los Bulbos, El Regreso, La Pesadilla y El Trapero, verdaderas joyas. Por otra vía hemos conseguido imágenes de El Hombre Que Volvió De La Muerte, algo de El Fantasma de la Ópera y La Bestia Debe Morir. Tenemos, además, sus películas y distintas participaciones en programas de tevé, como un almuerzo por su cumpleaños con Mirtha Legrand, en 1982, en el que se le prende fuego la torta con 80 velitas.

—Ante esta falta de material, ¿cómo lograron un minucioso listado de programas y elencos de los ciclos de Narciso emitidos en la tevé argentina?

—Nunca antes había hecho un trabajo de estas características. A mí me gusta la esencia de las cosas, más que los datos. En cambio, Leandro está siempre en la búsqueda de precisiones, y tal es así que revisó todas las revistas y diarios de época, luego de cada estreno de Narciso Ibáñez Menta. De esta manera, pudimos reconstruir todos los títulos, con los elencos y el cuerpo técnico. Gracias al laburo sistemático de Leandro, hemos podido armar una base que no existía, y que muchos han elogiado por su rigurosidad.
—¿El proceso de fan a biógrafo cambió tu mirada sobre Narciso?

—Lo imaginaba de una manera parecida, pero a medida que investigábamos nos encontrábamos con anécdotas que superaban lo pensado y confirmaban la intuición de que su mito está cimentado en su grandeza, en su constante creatividad y en un trabajo serio y responsable. En la investigación aparecían puntas jugosas que daban para la reinvención del mito, para convertirlo en una leyenda con aristas extrañas, pero decidimos no novelar ni inflar nada. Quisimos que El Artesano del Miedo fuera un homenaje, sin entrar en amarillismos ni invenciones. Todas las declaraciones están entrecomilladas y sin aditamentos. Este cuidado en la edición hizo que la presentación se hiciera en un marco de respeto y agradecimiento a la obra de Narciso Ibáñez Menta, con muchos compañeros de trabajo. A veces, parece que lo común es decir cualquier cosa sobre un personaje público (si está fallecido mejor, para que no pueda quejarse), y después ver qué pasa, si hay que retractarse o no. Creo que eso es una falta de respeto. He leído muchas biografías de distintos músicos de jazz, y se nota que están súper infladas; las historias están noveladas y sus vidas son una peli. En El Artesano del Miedo todo está chequeado y no hay nada fabulado; quizá sea un libro muy serio, pero, como nos dijo Carlos Ulanovsky, quedará como un trabajo de consulta para futuras investigaciones.

—En los éxitos de Narciso Ibáñez Menta, ¿en cuánto tuvo que ver su hijo, Chicho Serrador?

—Chicho tiene un talento muy parecido al del padre. En Europa, el hijo (exitoso y talentoso productor e inventor de formatos de exportación) terminó contratando al padre, quien a su vez vivía cada vez más modestamente. Sin duda, fue una relación muy fuerte, con diversos claroscuros por esta paradójica situación, con un epílogo que Gustavo Mendoza logra captar en su gran documental Nadie Inquietó Más. En una entrega de premios de la tevé española se le hizo un homenaje a Chicho por su trayectoria; ese día, su padre estaba internado, a punto de morir. En el discurso de agradecimiento, Chicho se quebró mientras le dedicaba el premio a Narciso. Pidió el “último aplauso” para él, ante un auditorio de 500 personas, y, de alguna manera, uno siente que hay una suerte de reconciliación entre ambos, si es que hubo diferencias por estas cuestiones de competencia. Ambos, sin duda, son dos verdaderos genios.
—En el éxito, ¿fueron clave las adaptaciones de las obras de Poe y los textos originales, mayormente a cargo de Chicho Serrador (bajo el seudónimo de Luis Peñafiel)?

—Los textos elegidos, al igual que los elencos, las producciones y las caracterizaciones de Narciso, son igualmente impresionantes. Técnicos de acá me han llegado a decir en tono de queja: “Narciso se creía que estaba en la Metro Goldwyn Mayer, cuando en verdad estaba en Argentina”. Claro, él tipo era súper profesional y laburaba como si estuviera en la Metro. Por eso mismo, obtuvo lo que obtuvo, con picos de rating de 40 o 50 puntos con El Muñeco Maldito o El Fantasma de la Ópera. Narciso introdujo un montón de cambios en la tevé argentina y marcó un antes y un después.

—¿Por qué creés que sigue tan vigente, pese a que su última producción, El Pulpo Negro, data de 1985?

—Cada tanto se intenta producir algo de terror en la Argentina, pero sin suerte ni calidad. Hubo buenas cosas de los hermanos Borenstein y alguna que otra cosita. Narciso fue un maestro, sin dudas, y ante la ausencia de nuevos valores en el género, hoy su imagen sigue estando muy presente entre nosotros.
—En el libro se esboza la presunción de que algunas obras de Ibáñez Menta habrían “inspirado” a ciertas películas del cine norteamericano. ¿Podrías ampliar esta idea?

—La miniserie El Hombre Que Volvió De La Muerte fue filmada en 1969, con influencias de obras tradicionales como El Fantasma de la Ópera y El Conde de Montecristo, pero con aspectos muy novedosos, de la mano de la ciencia ficción, con un personaje central a quien resucitan por medios mecánicos: Elmer Van Hess. Él se convierte en un monstruo, con la cara medio podrida, escondida por una máscara, y va ejecutando la venganza de quienes lo llevaron a ese estado, de la mano de un ayudante traído de Egipto (Abdul), con quien aprendió ciertas artes que le servirán para su plan de venganza. Para cada asesinato utiliza una caracterización distinta. Un año más tarde, se filmó en Estados Unidos una película muy parecida, llamada El Abominable Dr. Phibes: en ella, Vincent Price es un músico que vuelve de la muerte para vengarse. Con su rostro deformado y oculto, Anton Phibes comienza a vengarse con la ayuda de una asistente, y al igual que Elmer, va dejando un amuleto sobre cada víctima. Por otra parte, Obras Maestras del Terror (1959), con sus adaptaciones de Edgar Allan Poe, se adelantó a los filmes de Roger Corman para la American International Pictures (AIP), estrenadas posteriormente. Si hubo imitación no puede probarse, aunque, sí, puede decirse que Corman vio el ciclo de Narciso, dado que Obras Maestras del Terror llegó a los Estados Unidos como Master of Horror con amplia difusión. Sea verdad o parte del mito, esto da una perspectiva de la grandeza de Narciso Ibáñez Menta.

EL PRIMER FILM DE TERROR EN ARGENTINA

Una Luz en la Ventana (1942), que dirigió el prolífico Manuel Romero para el sello Lumiton, está considerada la primera película argentina de terror. En la misma actúa Narciso Ibáñez Menta, quien venía de hacer el protagónico en la obra teatral Arsénico y Encaje Antiguo, que años atrás se había estrenado en Nueva York con Boris Karloff. Si bien Narciso no guardaba un gran concepto sobre esta primera película ni por el director, Una Luz en la Ventana marcó sus primeros pasos en el cine de género, y así lo evocan Gillespi y D’ Ambrosio en El Artesano del Miedo:

Hacia 1942 Manuel Romero llevaba más de una veintena de películas realizadas para el estudio Lumiton. En ese año, sin embargo, hizo un trabajo apoyado en las clásicas películas ‘B’ de la Universal y que quedaría grabado en la historia: Una Luz en la Ventana, la considerada como la primera película de terror argentino.

En un reportaje concedido a la revista La Cosa, en su número 23, de octubre de 1997, Narciso precisaba sobre su contratación: "Varios estudios me llamaron. Entre ellos el que pertenecía a Amadori, Sonofilm y Lumiton para que hiciera por el momento la primera película que era Una Luz.... Y después continuaría con el contrato. Y bueno, luego de la oferta de Lumiton no había manera de opción’. En el proyecto también participaron, en roles principales, Juan Carlos Thorry e Irma Córdoba, que volvería a trabajar con ‘Narcisín’ en Cinco Gallinas y el Cielo’, en 1957.

La historia de la película se centra en el drama de un científico que sufre de acromegalia y que para acabar con su mal intenta transplantarse la glándula hipófisis de una joven para curar su deformidad. La desafortunada muchacha es Angélica (Irma Córdoba), que en medio de una noche de tormenta llega a una estación de tren. El motivo de ese viaje es un aviso que solicita una enfermera soltera y sin familiares cercanos para cuidar a una anciana en su casa de Las Tunas. En medio del aguacero y con la ayuda de un estanciero llamado Mario (Juan Carlos Thorry) y su fiel chofer (Severo Fernández), la joven logra llegar a la casa de la misteriosa anciana. El auto se descompone y los ocupantes tienen que permanecer en el caserón, donde los espera en las sombras el misterioso Dr. Herman con sus desconocidos propósitos. El deformado e irreconocible Herman (N. I. Menta) se enamora de la muchacha y decide sacrificar a su novio, pero al querer quedarse ella con el sufrido doctor, éste ante el gesto los libera y termina su vida suicidándose.

Una Luz en la Ventana es una película sencilla, que la prensa de esa época catalogó de truculenta o mal gusto, aunque no cuente con escenas terroríficas. Romero cuidó bien que la película no cayera desagradable al utilizar con eficacia el uso de las sombras y casi sin mostrar el rostro con acromegalia de Narciso, que aparece sobre el final de la película. El maquillaje de Ibáñez Menta en este filme está muy bien logrado, lo suficiente como para impactar a los espectadores de la década del 40. Al igual que la estrella de Hollywood, Claude Raims en El Hombre Invisible (1933), debuta sin mostrar su físico.

Con respecto a su torturado personaje decía Narciso a La Cosa: "La enfermedad que sufre el personaje es la acromegalia, que algunas veces la confunden con elefantiasis. Nosotros teníamos entre los grandes actores que había en la Argentina a Luis Arata, que sufría de esa enfermedad, que es una especie de gigantismo de las extremidades, pies, manos, la espalda se encorva, el mentón se hace muy prominente, la frente también. Era una caracterización en la que yo tardaba casi seis horas en realizarla. Nunca he tenido ayudantes, sólo para alcanzarme las cosas, pero nunca me ha maquillado nadie más que yo. Hay que empezar primero con el dibujo, tiene que tener primero grandes nociones de dibujo, de claroscuros, dominar las sombras, de acuerdo a la nacionalidad o raza del personaje al que usted interpreta, estudiarlo bien a fondo. Eso es una cuestión más que nada de estudios largos y prolongados y con mucha paciencia".

En un comunicado de prensa de la época, Lumiton informaba sobre su reciente producción terrorífica:"‘Ha sido sin duda alguna Narciso Ibáñez Menta uno de los pocos valores de nuestro teatro que todavía se mantenía injustamente alejado de la pantalla. Actor de múltiples recursos, verdadero maestro en el maquillaje y la presentación de tipos extraordinarios, intérprete de roles verdaderamente difíciles, era de esperarse que la cinematografía le ofreciera, no una oportunidad ya que no la necesitaba, sino un papel de acuerdo a sus modalidades escénicas y sus grandes posibilidades. Una Luz en la Ventana, dirigida por Manuel Romero sobre asunto y encuadres propios, es la película que nos trae al lienzo a Narciso Ibáñez Menta con una de esas composiciones escalofriantes que tan justa forma le dieron".

En este comentario ya se observa para la época la asociación general a Narciso con el género del terror, pese a que sus incursiones en ese momento no habían sido demasiadas. Sin embargo la calidad de sus interpretaciones y maquillajes tenían fuerte repercusión en la opinión publica.

Sobre Manuel Romero el comunicado precisaba sobre la introducción del director en un nuevo género cinematográfico, el de la comedia de intriga y misterio. También citaba el informe de Lumiton: "Obtenido el contrato del artista (I. Menta), Romero escribió el argumento, desarrollando una idea original de facetas imprevistas, y realizó el encuadre del mismo, poniendo agilidad nerviosa en la inserción de escenas. Narciso lbáñez Menta, deseoso de demostrar sus condiciones en esta clase de roles y sus posibilidades en la pantalla, ha creado una caracterización extraordinaria que asombrará a los espectadores”.

LA MEMORIA DEL MIEDO

El Artesano del Miedo (Corregidor, 2010), de Gillespi y Leandro D’Ambrosio, es sin duda una gran obra que colabora en la necesaria conservación del legado de Narciso Ibáñez Menta, tanto para los amantes del género fantástico como para los investigadores de los medios masivos de comunicación y la televisión en particular.

Considerado el terror, la ciencia ficción o el policial como géneros menores, y en un país como Argentina donde la preservación de archivos sigue siendo muy precaria, la aparición de este libro es un nuevo acto de justicia que pone a Narciso en su justa dimensión, mostrándolo como uno de los antecedentes más importantes a la hora de hablar de cine de terror y un referente obligado para quienes desean transitar este género. El documental Nadie Inquietó Más, de Gustavo Mendoza, y otras investigaciones paralelas van ayudando a subsanar esta deuda.

Con sólo recorrer el apéndice de El Artesano del Miedo (donde figuran todos los ciclos de terror y misterio del actor en la tevé argentina), uno percibe que Narciso Ibáñez Menta y su hijo Chicho Serrador han logrado llevar a la pantalla grandes autores de la literatura universal y temas clásicos de horror como nunca antes nadie lo había hecho, construyendo piezas que deberían ser más estudiadas y tenidas más cuenta por los actuales creadores.

Así las cosas, y gracias a la contagiosa pasión de estos fan-biógrafos, contamos hoy con un material que ayuda a entusiasmarnos con una obra que, por méritos propios, siempre regresa de la muerte y del olvido.

martes, 6 de julio de 2010

domingo, 4 de julio de 2010

MIEDO DEL BUENO











Domingo, 4 de julio de 2010

INVESTIGACIONES > LA BIOGRAFIA DE IBAñEZ MENTA Y LA HISTORIA DE SUS OBRAS PERDIDAS

Maestro indiscutido del terror, pionero en las adaptaciones de Edgar Allan Poe que después hicieron célebre a Roger Corman, formado en los clásicos pero creador de mitos modernos, Narciso Ibáñez Menta protagonizó diecisiete películas en el cine argentino (la legendaria La bestia debe morir, entre ellas), pero fue en la televisión donde terminó de forjar su figura única: actor, director, cerebro, voz y alma de hitos del terror como El hombre que volvió de la muerte y El pulpo negro. Lamentablemente, muchos de esos trabajos están perdidos para siempre. La loable tarea de investigación que emprendieron Leandro D’Ambrosio y Gillespi para dar forma a la biografía El artesano del miedo (Corregidor) es una manera de sacar un poco más del olvido a uno de los pocos hombres que sembraron terror del bueno en estas tierras.

Por Alfredo Garcia

“Un ser aterrador, que surge de una dimensión de pesadilla en pos de nuevas víctimas: ¡Narciso Ibáñez Menta en su más escalofriante creación!” Este aviso gráfico publicado en diarios y revistas antes de la emisión del Drácula de Narciso en Canal 9 circa 1970 es sólo una muestra de cómo el intérprete y director se mezclaba con sus personajes, algo que interesó especialmente a los autores del primer libro sobre esta especie de Boris Karloff argentino (aunque en realidad era español, y a pesar de que sólo una parte de su obra estaba dedicada al género fantástico).

El libro es El artesano del miedo: Narciso Ibáñez Menta (Corregidor) y sus autores, Leandro D’Ambrosio y Gillespi, confiesan no haber intentado novelizar una biografía del gran intérprete de El fantasma de la Opera y El hombre que volvió de la muerte, ni tampoco investigar demasiado sus trabajos ajenos al género que les apasiona, el terror, poniendo el énfasis en sus programas para la TV argentina.

Una especie de misión imposible, dado que la mayor parte de estos trabajos para la pantalla chica nacional están perdidos para siempre. El libro está lleno de historias en este sentido, algunas contadas por el mismo Ibáñez Menta en entrevistas de distintas épocas, como la siguiente, fragmentada de un reportaje del 2001:

“Yo tenía un acuerdo con canal 9 sobre las ventas a otros países de El fantasma de la Opera. Yo recibía un porcentaje, y se había vendido a Chile, a Uruguay, Perú y algunos más. En esa época las cintas para grabar eran difíciles de conseguir. No sé por qué pepinos, habían prohibido la importación de cintas. Entonces el material se reutilizaba, las cintas se borraban y se regrababan. Salvo las cosas importantes, que se guardaban. Y un insensato, por esas cosas de no fijarse, dijo ¡Plum! ¡Y lo borró! Borró el último capítulo de El fantasma de la Opera. Yo menos mal que no lo vi, si no, no sé qué le hubiera hecho. Vinieron del canal a tranquilizarme y decirme que lo podíamos hacer de nuevo. ¿Hacerlo de nuevo? Ya no estaban los decorados, ni los elementos, era imposible. Y después vino la gran tragedia, cuando al darse la orden de borrar el resto del programa, porque incompleto era inútil, apareció a los veinte días ese final”.

“Estamos hablando de programas cuyos tapes no existen más”, explica Leandro D’Ambrosio recordando los problemas de esta investigación que hizo junto a Gillespi y que les llevó cinco años. “Yo tengo 31 y me perdí casi todo lo más importante, pero Gillespi es del ‘65 y vio prácticamente todo lo que hizo Narciso en nuestra TV a partir de 1970. En todo caso, al no existir los tapes, lo más importante era conseguir la palabra de los actores que trabajaron con él, como Juan Carlos Galván, o la directora Diana Alvarez.”

Justamente aquí es donde se encuentra el punto de conexión entre el personaje monstruoso y la persona que disfrutaba provocando miedo, señalan los autores. Gillespi explica que, al igual que superastros del terror hollywoodense como Boris Karloff o Vincent Price, “es como que renegaba un poco del género, decía que había hecho los clásicos y que era un actor completo, pero luego hablando con los actores que trabajaron con él empezamos a entrever un Narciso que disfrutaba asustando, incluso en cosas relativas a la vida doméstica”. Un ejemplo que da Gillespi es la historia de la directora de TV Diana Alvarez, que “cuando era adolescente le enviaba cartas a Narciso para trabajar con él y, finalmente, él la invitó y la recibió en un cuarto a oscuras y con un maquillaje cadavérico con el que se había caracterizado especialmente para la ocasión”.

Además de este aspecto de la personalidad de su ídolo, lo que más los impactó fueron ciertas vinculaciones entre el actor y lo místico, apenas insinuadas por las personas que entrevistaban: “El entorno era muy cuidadoso con mencionar estas cosas, y hay una capa más que no llegamos a develar, que tiene que ver con ciertas creencias hasta ligadas al espiritismo. Si Narciso tenía alguna parte exótica de su personalidad, era muy cuidadoso sobre a quién se lo dejaba ver. Y algo que notamos era que cuando los entrevistados empezaban con las anécdotas truculentas, enseguida se cortaban como si hubieran hecho algo mal”.

NARCISO NEGRO


En el imaginario popular Narciso Ibáñez Menta estará por siempre ligado al terror. No por nada fue el actor de las primeras películas de ese género en el cine argentino, y también un pionero de nuestra TV, a la que le dio un nivel de audacia temática y calidad técnica que nunca antes había alcanzado y que para muchos nostálgicos nunca volvió a tener.

Su carrera estuvo desde los inicios vinculada a lo bizarro. En 1942, su primera película, Una luz en la ventana, dirigida por Manuel Romero lo presentaba como un deforme científico loco acromegálico que intentaba transplantarse la hipófisis de Irma Córdoba para curar su enfermedad. Este extraño film no sólo es la primera película de terror argentino –así fue ampliamente publicitada–, sino que probablemente también sea la primera película sobre acromegalia de cualquier nacionalidad, y es una pena que no circulen copias con buena calidad técnica, ya que los claroscuros de la fotografía son muy importantes: en ella Narciso se la pasaba susurrando desde las tinieblas para sólo dejar entrever sus monstruosos efectos especiales de maquillaje.

La otra gran película de terror clásico nacional es una rara gema dirigida en los papeles por Enrique Carreras: Obras maestras del terror se adelantó a las adaptaciones de Edgar Alan Poe que hizo Roger Corman en los Estados Unidos, y en este film en episodios de 1959 donde Narciso se hacía cargo de varias caracterizaciones, incluyendo el anciano avaro de El corazón delator, el sádico asesino de El tonel de amontillado y el hipnotizador de El extraño caso del señor Valdemar, decidido a demostrar que puede mantener vivo a un hombre luego de su muerte física. El hecho de que la calidad de este film supere la acostumbrada en la filmografía de Enrique Carreras quizá derive del trabajo previo y homónimo que Narciso ya había desarrollado en nuestra pantalla chica. Si bien trabajó en un puñado de excelentes films nacionales, especialmente La bestia debe morir, de Román Viñoly Barreto, sobre la novela de Nicholas Blake (seudónimo de Cecil Lewis, el padre de Daniel Day Lewis) o la antológica comedia negra de José Martínez Suárez Los muchachos de antes no usaban arsénico de 1976, es una pena que el cine argentino no haya podido aprovechar más y de forma debida a un gigante como Narciso Ibáñez Menta.

LOS FANS DE LA BESTIA

Algo curioso es que los dos autores del libro se conocieron justamente a partir de su obsesión y fanatismo por Narciso Ibáñez Menta: “Los dos éramos fans y coleccionistas de todo lo que tuviera que ver con Narciso”, cuenta D’Ambrosio, “pero no nos conocíamos”. En este punto hay que aclarar que, si bien ambos autores están obsesionados por temas vintage y de cine de terror en general, mientras D’Ambrosio apareció en TV en un programa de preguntas y respuestas sobre deportes, Gillespi, músico y periodista radiofónico, escribió un libro sobre jazzeros legendarios, Blow. En todo caso, el encuentro entre ambos hay que agradecérselo al Google: “Corría el 2003 y yo, que acumulaba y acumulaba información acerca de Narciso, hice una búsqueda en el Google y me apareció una página de homenaje a El hombre que volvió de la muerte que apadrinaba Gillespi”, cuenta D’Ambrosio. “Gillespi en esa época estaba trabajando en un programa en Radio Mitre, y ahí fui a verlo para hablar de Narciso. Ahí empezó una rutina, encontrarnos una o dos veces por semana en el bar de la esquina de la radio para hablar sobre las últimas adquisiciones sobre Narciso Ibáñez Menta y ‘cambiar figuritas’ al respecto. Y empezó una amistad. Seguimos con estos encuentros en la esquina de la radio durante meses, hasta que un día salió la oportunidad de entrevistar a Juan Carlos Galván, un actor que era un colaborador muy importante de Narciso, y pensamos que de todo eso podíamos llegar a hacer un libro.”

En el libro hay entrevistas muy esclarecedoras a elencos y técnicos que trabajaron con “El Maestro” (“así suelen referirse a Narciso sus colaboradores, lo que nos vuelve a ejemplificar ese aire místico que surgía del trato con él”, explica D’Ambrosio), pero también hay algunas ausencias notables. “Hubo dos personas con las que nos hubiera gustado poder contar a la hora de las entrevistas”, continúa el mismo coautor de El artesano del miedo, “pero en el caso de Alejandro Romay, el Zar de Canal 9, sus familiares lo tenían medio restringido para hablar, y no pudimos tener un reportaje con él, mientras que Chicho Ibáñez Serrador sólo mantuvo contacto por mail con Gillespi, dado que en el momento en el que estábamos trabajando en el libro, posterior a la muerte de Narciso, no se sentía muy bien como para hablar de su padre”.

LOS DOS NARCISOS

Este es otro de los misterios que Gillespi y D’Ambrosio trataron de desentrañar: el de la extraña simbiosis laboral entre los dos Narcisos, es decir Ibáñez Menta y su hijo, Chicho Ibáñez Serrador, actor de y a veces director de los ciclos de su padre en Argentina, pero finalmente eminencia de algunos de los más taquilleros programas de la TV española, a veces relacionado con su género preferido, otras veces dedicados de lleno al rating con programas de entretenimiento sin mayor interés cultural visible. “Aparentemente cuando Chicho actuaba a las órdenes de su padre en la Argentina simplemente era uno más”, especula D’Ambrosio, pero a veces Ibáñez Menta no podía con todo, es decir dirigir, producir, estar asociado con el canal y ocuparse de las caracterizaciones que a veces eran muy complicadas, como en el caso de máscaras de látex sin orificios que implicaban mantener la respiración varios minutos. “En esos casos, si Chicho dirigía, entonces ya no era su hijo era su jefe y Narciso Ibáñez Menta reaccionaba como un actor respetuoso de su director. Incluso una vez que Chicho se hizo un nombre, ocurría exactamente lo mismo si era Ibáñez Menta quien lo dirigía, simplemente Chicho lo obedecía. Pero luego, cuando vuelven a España, Chicho se volvió una figura importante en la televisión (también dirigió dos películas, ¿Quién puede matar a un niño? y La residencia) y de golpe Narciso Ibáñez Menta aparecía convertido en el padre de Chicho Ibáñez Serrador, es decir un actor más, y para alguien con todo el prestigio de años de teatro que tenía en la Argentina esa posición probablemente estaba lejos de lo que él deseaba. Eso explicaría el regreso de Ibáñez Menta a hacer un programa mucho menos ambicioso a lo que estaba acostumbrado, la tira El Pulpo Negro, donde no tenía control creativo y aparentemente, por lo que nos contaron, no sólo no estaba conforme con los resultados sino que llegó a sufrir mucho durante la producción.”

Para entender lo que implicaba para Ibáñez Menta no tener control creativo, basta enumerar una serie de anécdotas que cuentan tanto Gillespi como D’Ambrosio. “Las jornadas de trabajo eran tan extensas que a partir de las producciones de Narciso es que se implementaron las horas extras para la Asociación Argentina de Actores. Hay una historia, que no pusimos en el libro, un poco por pudor, de una colaboradora de Narciso tan exigida que por no tener ni tiempo para ir al baño terminó orinándose encima. Y una anécdota que pinta perfectamente esta obsesión por hacer las cosas bien es la que nos contó una actriz cuando el libro ya estaba publicado: a ella le clavaban un cuchillo y caía muerta, con eso terminaba la jornada de trabajo, y todo el mundo ya se había ido a su casa cuando ella le confesó a Narciso que, en el primer plano de su muerte, creía haberse movido un poco en vez de permanecer inerte. Narciso ni lo pensó un segundo, y salió corriendo a traer de vuelta a todo el equipo de técnicos y actores para repetir la escena.”

Por último, Gillespi, que vio de chico algunos de los mejores programas de TV de Narciso, es la persona indicada para explicar los porqués de su fascinación por este actor y director de obras que en la mayoría de los casos están borradas para siempre por esa desidia tan típicamente argentina: “Si bien hay grandes películas de terror, y yo podría mencionar las de Roger Corman, el impacto de joyas como El hombre que volvió de la muerte no se puede comparar con nada que yo haya visto en la televisión, ni antes ni después, no sólo por la tensión que generaba de un episodio a otro, sino por lo fuerte de las imágenes que Narciso se animaba a mostrar”. Al igual que para el cine nacional, que lo desaprovechó, nuestra pantalla chica carga con una pena enorme: la de que nuestros canales, por los motivos que fuesen, no hayan sabido guardar el material de hitos de culto catódico como El fantasma de la Opera o ese El hombre que volvió de la muerte. Esta ausencia es la que tal vez ya nadie pueda suplir, la que ningún libro podrá narrar a conciencia, y que por lo tanto El artesano del miedo sólo puede contar parcialmente.

OBRAS MAESTRAS DEL ERROR

El Fantasma de la Opera (1960)

El año de su inauguración, Canal 9 retomó un programa que había empezado en el 7 el año anterior: Obras maestras del terror. Dentro de este ciclo, Ibáñez Menta produjo una versión de la obra de Gastón Leroux con la que se inauguró el uso del videotape en la televisión argentina. Pero como este sistema era caro, los casetes se reutilizaban. “Debido a la confusión por la que se terminó borrando todo (ver nota principal) se dio una sola vez, pero mucha gente que hoy tiene más de 50 años todavía lo recuerda”, dice D’Ambrosio. Fue el único programa que se grabó en el Colón, y tuvo un rating enorme. Su protagonista no dejó que lo fotografiaran caracterizado de Erick, pero sí se conservan un par de fotos capturadas por un fan, y la música compuesta por Mito García.

El muñeco maldito (1962)

Tomando la historia central de La muñeca sangrienta y partes de La máquina de asesinar, ambas de Leroux, Ibáñez Menta volvió al Canal 7 de sus inicios. El guión estuvo a cargo de Jacobo Langsner y el vestuario de Bergara Leumann. “Para muchos el resultado fue técnicamente superior a todo lo que se había hecho en la televisión local –dice D’Ambrosio–, con su ambientación en la Francia del siglo XVIII.” Narciso interpretó un doble papel: el de Benito Masón, el deforme de cuya fealdad escapaban todas las mujeres, y el muñeco Gabriel, obra de un relojero de cuya hija estaba enamorado Masón. Inculpado por un crimen que no cometió, Masón era condenado a la guillotina y su cabeza terminaba insertada en el cuerpo de Gabriel, convertido en un autómata. Problemas en la coproducción con el 7 dejaron a Ibáñez Menta en bancarrota y lo llevaron a vivir en España.

El hombre que volvió de la muerte (1969)

“Un monstruo, un semi-hombre, un robot humano, cargado de odio y rencor, desesperado en busca de su alma”, decía la publicidad con que Canal 9 promocionó este programa que Ibáñez Menta hizo al volver de España, donde había pasado cinco años. “El Fantasma... había quedado en el público –dice D’Ambrosio–, y Abel Santa Cruz escribió este guión haciendo una variación de El Fantasma... con elementos de El Conde de Montecristo. Como estaba en boga el trasplante de corazón, así que idearon esta historia de un tipo al que le sacan los órganos y le ponen otros robóticos. Algunos actores confirmaron que hubo al menos una escena filmada con un cadáver real. Se repuso en el ‘72 en el mismo 9 y la repitió el 2 en el ‘76: ésa fue la última vez que se vio. Luego desapareció el tape, y lo único que se conserva es el audio del último programa, grabado directamente de la televisión por un coleccionista.”

Los unitarios de Alta comedia (1971)

Un poco para despegarse de su imagen de figura del terror, Ibáñez Menta se puso a hacer a los clásicos: El abuelo, de Benito Pérez Galdós; El avaro, de Molière; Todo sea para bien, de Pirandello; y también, entre otros libretos, filma uno llamado El tobogán, de Jacobo Langsner, que es una primera versión de Esperando la carroza. Lo dirigió Alejandro Doria; actuaron China Zorrilla y Pepe Soriano, entre otros, y Narciso hacía el papel que luego interpretaría Gasalla, pero que en ese entonces era masculino. Otra pérdida del 9.

El monstruo no ha muerto (1970)

“En este programa realizado para Canal 9, Narciso jugó con la idea de que Hitler estaba vivo”, cuenta D’Ambrosio. “Y había dos tipos que investigaban e iban por los pueblos buscándolo. Al final resultaba que el presunto Hitler refugiado entre nosotros era un impostor.” La producción utilizó mucho material de archivo e imágenes de la Segunda Guerra, y contó con “un reparto extraordinario, en el que Norman Erlich hacía de un militar alemán”. El programa se perdió completo por la falta de cuidado tradicional que caracterizó al 9 (y que se inundaba a menudo porque estaba construido sobre un arroyo y sus napas se desbordaban. Los militares completaron su depredación durante la dictadura). Sólo se conservan unos pocos segundos que un coleccionista rescató de un tacho de basura.

Otra vez Drácula (1970)

La protagonizaron con Marta González como Lisa, Susana Campos como la hermana y Luisina Brando, entre otros. Narciso interpretó dos papeles: el de Drácula y el del protagonista Daniel Carvel. “El libretista Horacio Meyrialle le encontró una vuelta de tuerca interesante a la novela de Stoker –dice D’Ambrosio–, al otorgarle al personaje poderes para modificar la voluntad de las personas.” Luego, en 1979 haría Hay que matar a Drácula, pero esta vez interpretando a Van Helsing, y con Gianni Lunadei como el Conde, quien ya había interpretado ese papel en el teatro (y un cast increíble: Patricio Contreras como Jonathan Harper y Luisa Kuliok como Mina).

viernes, 21 de mayo de 2010

UNA NOCHE INOLVIDABLE




























El lunes 17 los fanáticos de Narciso Ibañez Menta vivimos una gran noche donde recordamos a una gran estrella de nuestro medio. Unas 150 personas concurrieron y se deleitaron con las imágenes en video, las palabras de actores y los gratos recuerdos. Tengo que agradecer la presencia del periodista Carlos Polimeni, que con toda pasión y profesionalidad nos asistió en la presentación del evento. Y también a los presentes, entre los cuales se encontraba hasta un sobrino de don Narciso. Para todos muchas gracias por compartir con nosotros la felicidad de la salida de "El artesano del miedo".

miércoles, 19 de mayo de 2010

NOTAS DE PRENSA



Adjunto dos notas alusivas al libro realizadas por las revistas La Cosa y Sudestada, del mes de mayo. Agradezco por las buenas críticas y la difusión.

viernes, 14 de mayo de 2010

FALTA MUY POCO...


EL LUNES 17 A LAS 19:30 HS EN LA SALA 3 DEL CINE GAUMONT PRESENTAREMOS ESTE "SACRILEGO" LIBRO TAN ESPERADO. INVITAMOS A PARTICIPAR SOLO A LOS AUTENTICOS FANATICOS DE NARCISO IBAÑEZ MENTA...CURIOSOS Y DESCONOCEDORES DE SU FIGURA ABSTENERSE..

miércoles, 12 de mayo de 2010

INVITADOS ESPECIALES A LA PRESENTACION


VARIAS FIGURAS TELEVISIVAS QUE COMPARTIERON INOLVIDABLES MOMENTOS CON NARCISO IBAÑEZ MENTA, PARTICIPARAN EN LA PRESENTACION DEL LUNES 17 A LAS 19:30 HS: BEATRIZ DIA QUIROGA (EL FANTASMA DE LA OPERA, EL MUÑECO MALDITO, EL PULPO NEGRO), JUAN CARLOS GALVAN (SATIRO, EL PULPO NEGRO), HECTOR BIUCHET (UN PACTO CON LOS BRUJOS, EL PULPO NEGRO), ELIZABETH KILLIAN (EL MUÑECO MALDITO, HAY QUE MATAR A DRACULA), ESTELA MOLLY (EL FANTASMA DE LA OPERA, ES USTED EL ASESINO), DIANA ALVAREZ (EL FANTASMA DE LA OPERA, EL MUÑECO MALDITO, EL HOMBRE QUE VOLVIO DE LA MUERTE), EDGARDO BORDA (MAÑANA PUEDE SER VERDAD).

AGRADECEMOS A TODOS SU PRESENCIA..

lunes, 3 de mayo de 2010

PRESENTACION OFICIAL DEL LIBRO "EL ARTESANO DEL MIEDO"


EL LUNES 17 DE MAYO A LAS 19:30 HS EN EL CINE GAUMONT (AV.RIVADAVIA 1635, CAP.FED.),REALIZAREMOS LA PRESENTACION DEL "ARTESANO DEL MIEDO" NARCISO IBAÑEZ MENTA. SE PROYECTARAN ALGUNAS IMAGENES DE ESTE GRAN ACTOR Y LUEGO HABRA UNA CHARLA ENTRE EL PERIODISTA CARLOS ULANOVSKY Y LOS AUTORES. TAMBIEN PARTICIPARAN DIVERSOS ACTORES Y TECNICOS QUE COMPARTIERON CON IBAÑEZ MENTA MOMENTOS INOLVIDABLES EN TELEVISION.
LOS ESPERAMOS PARA COMPARTIR CON NOSOTROS ESTE MOMENTO DE GRAN FELICIDAD Y CREEMOS QUE DONDE SE ENCUENTRE DON NARCISO, PONDRA UNA INMENSA SONRISA..DE MIEDO..

sábado, 1 de mayo de 2010

NUEVAS FOTOS DE LA FERIA DEL LIBRO




EN LAS FOTOS PUEDE OBSERVARSE EN PRIMER LUGAR A LEANDRO D'AMBROSIO JUNTO EL EDITOR OMAR TRISCIUZZI, IMPULSOR DE ESTE LIBRO. EN SEGUNDO TÉRMINO JUNTO AL AUTOR AL DIRECTOR GUSTAVO MENDOZA, REALIZADOR DEL DOCUMENTAL SOBRE IBAÑEZ MENTA, "NADIE INQUIETO MAS" Y POR ÚLTIMO A D'AMBROSIO Y GILLESPI, LOS CREADORES DEL LIBRO "EL ARTESANO DEL MIEDO".

jueves, 29 de abril de 2010

LA EXCURSION POR LA FERIA DEL LIBRO


El sábado 24 visitamos la ansiada feria. Agradecemos a los "narcisescos" que aparecieron por el stand de Corregidor. Nos hace felices poder divulgar la historia de este inigualable actor que tanto asustó nuestros corazones. Pronto los esperamos en la presentación oficial del libro, que en breves días anunciaremos..

martes, 20 de abril de 2010

LLEGAMOS A LA FERIA DEL LIBRO!!!


EL SABADO 24 A LAS 18 HS, FIRMAREMOS EJEMPLARES DEL LIBRO EL ARTESANO DEL MIEDO NARCISO IBAÑEZ MENTA, EN EL SITIO QUE EDICIONES CORREGIDOR OCUPA EN LA FERIA DEL LIBRO. SU UBICACIÓN ES PABELLÓN VERDE, CALLE 16, STAND 923.
TANTO GILLESPI COMO YO LOS ESPERAMOS. GRACIAS

sábado, 10 de abril de 2010

EL FILATELISTA


En buena parte de su vida Narciso tuvo varias pasiones,algunas desconocidas por su público. Una de ellas fue un pasatiempo que mantuvo durante largos años: la colección de estampillas de correo, de distintas nacionalidades y procedencias. LLegó a ser un experto en la materia y a tener una amplia cantidad de las mísmas. Sin embargo luego fue dejando de lado su amor por el filatelismo, porque afirmó que es un "arte que tiene techo, no como el teatro que no tiene límites".
En ocasión de un reportaje con el actor Juan Carlos Galván(que trabajó tanto en Argentina como en España junto a Narciso), nos relató que en una oportunidad tuvo que realizar un viaje en avión desde la "madre patria" hacia Argentina con una cajita que Narciso le había pedido que le trajera de su tierra. En su interior estaba el preciado cuaderno con todas las estampillas de colección. Galván afirma que las llevó consigo como si fuera un tesoro y que nunca viajó tan nervioso, dado el fanatismo que Ibañez Menta tenía por dichas estampillas. Solo cuando se la entregó en sus manos, afirmó: misión cumplida.

sábado, 3 de abril de 2010

Una curiosidad del gran Narciso


En una de las tantas búsquedas en archivos o colecciones varias en busca de material de Ibañez Menta, me topé con una fotografía que me despertó sorpresa. Acostumbrado a ver diferentes retratos de Narciso en varios momentos de su vida, encontrarme con una foto del "maestro" totalmente "calvo" me dió curiosidad.
Ibañez Menta siempre ocultó su escasa altura así como su poco pelo en varias ocasiones. La fotografía que les presento (un poco desgastada por la humedad en que la encontré) pertenece a 1945, en ocasión de un brindis con el director del teatro El Nacional, Enrique Muscio. Según estimo esta "calva" completa de Narciso se debió a alguna personificación teatral que el maestro estuviera realizando.
El año 1945 fue muy gratificante para Ibañez Menta porque realizó una gran película y su primera biografía para el cine argentino: "Cuando en el cielo pasen lista", la vida del educador William Morris.

sábado, 27 de marzo de 2010

La araña de la opera??


En uno de los reportajes realizados para el libro "El artesano del miedo",visité la mítica "Botica del angel" de Bergara Leumann, donde entrevisté a este pintoresco hombre del espectáculo argentino, por desgracia ya fallecido.
La idea era conocer su papel como vestuarista y hasta "actor" en programas como "El fantasma de la Opera" y "El muñeco maldito". Entre café y anécdotas me comentó que dentro del increíble museo que es la "Botica",(y digo esto porque no puedo entender como ningún organismo cultural, nacional o de la ciudad, se haya interesado en preservar, restaurar o apadrinar un lugar como éste lleno de arte y que hoy padece un serio abandono)se encontraba una araña de salón, contruída con partes que él había recogido de otras utilizadas en el programa "El fantasma de la Opera". La araña original había sido contruída por Martín Mendilaharzu, basándose en fotos de la Opera de París.
Mi sorpresa fue grande ante éste comentario y quise rápido ir a conocer esa misteriosa araña. Aquí les dejo una foto (perdonen la pobre calidad) de la mísma. Imagino que por el tamaño no muy grande no habrá sido la araña principal usada en el programa pero quizás algunas de las otras (se contruyeron varias de diversos tamaños tengo entendido). Tenía unos angeles como adornos, que aquí no logran divisarse.
Esta araña es un misterio tan grande como todo lo relacionado con el maestro...

lunes, 22 de marzo de 2010


Y después de tanta espera el ansiado sueño se concretó. Finalmente Elmer se levantará de su silla para leer este trabajo de dos "locos" obsesivos de su figura. Creemos humildemente que donde esté, el "maestro" esgrimirá una sonrisa de satisfacción por el recuerdo cariñoso y tenebroso que todos tenemos de él.
El libro sale gracias a la gentileza y buena voluntad de don Manuel Pampín de Ediciones Corregidor, que supo valorar este trabajo.
Esperemos lo disfruten, tanto como nosotros lo hicimos al realizarlo.

Gracias

miércoles, 17 de marzo de 2010

Unas fotos terroríficas pero inolvidables




En un día espantoso de lluvia de fines de septiembre del pasado año, hicimos estas fotos de promoción del libro. Nos divertimos un rato poniendo estas caras de locos para la posteridad..Las fotos las tomó Rodrigo, el fiel y copado asistente musical de Gillespi.

Volvió de la muerte y ahora es un libro


Diario Crítica de la Argentina, 9-3-2010

Gillespi y Leandro D’Ambrosio escriben sobre Narciso Ibáñez Menta

Dos fanáticos del rey del terror de la televisión argentina decidieron reunir testimonios y experiencias del gran escritor español. El resultado está en El artesano del miedo (Corregidor), una obra que sorprende con detalles, por supuesto, escalofriantes.

Gillespi y Leandro D’Ambrosio mantuvieron durante mucho tiempo una curiosa cita semanal: “Nos juntábamos en el bar de la esquina de Radio Mitre para hablar de Narciso Ibáñez Menta”, dice el trompetista menos conocido como Marcelo Rodríguez. Todavía ni sospechaban que de esas charlas podría surgir un libro. El artesano del miedo es el título con el que la editorial Corregidor lo lanzará a las librerías a fines de este mes.

“Somos una yunta pintoresca”, aclara Gillespi, como si hiciera falta. D’Ambrosio es un periodista y coleccionista de películas de terror, investigador de temas retro de la TV y el cine (también está escribiendo un libro sobre Titanes en el ring) y la primera vez que se cruzó con Gillespi fue en el programa de preguntas y respuestas Tiempo de siembra. Allí, D’Ambrosio se alzó con el premio mayor respondiendo sobre los cinco grandes del fútbol argentino. ¿Qué hacía allí Gillespi? Respondía sobre jazz, como “invitado famoso” junto a Roberto Pettinato. Pero todavía faltaban unos años para aquellas citas en el bar de la esquina de la radio.

“Yo quedé marcado por El hombre que volvió de la muerte –dice Gillespi–. Todos los martes a las diez de la noche lo veía con mis viejos en la cama tapado con la sábana hasta la nariz. Y después me fui poniendo obsesivo, y ya de adolescente fui consiguiendo cosas raras sobre Narciso, como cintas de audio de gente que lo había grabado desde el parlante del televisor y cosas por el estilo. Ya en el 96, gracias a Fabio Manes, empecé a tener material muy interesante sobre Narciso. Y en el 98, trabajando en Canal 9, logré tener copias de El pulpo negro y le compré unas fotos increíbles al fotógrafo que trabajaba para Romay y Narciso, y así se me fue juntando un montón de material. A tal punto que decidí poner un aviso para contactarme con personas que también compartieran esta locura”. Ahí apareció D’Ambrosio; y aquel cruce casual en Tiempo de siembra empezaba a convertirse en una nueva aventura.

–¿Ya pensaban en hacer un libro?

Gillespi: –Para nada. ¡Era una reunión de dos fans! Nos juntábamos porque sí, para hablar de Narciso e intercambiar material.

D’Ambrosio: –Una semana, uno llevaba una cosa que sorprendía al otro, y nos entusiasmamos tanto que un día, casi como un chiste, apareció la idea de juntar el material en un libro. Eso fue en 2003, y ahí comenzamos a hacer entrevistas con la gente que estuvo cerca de Narciso Ibáñez Menta. Fue un trabajo minucioso y artesanal, porque casi no hay nada de archivo de su obra.

G.: –Tuvimos la suerte de encontrar a Juan Carlos Galván –actor y amigo de Narciso–, y él nos aportó mucha data personal, que es la más difícil de conseguir y de interpretar.

–¿Por qué es difícil de interpretar?

G.: –Porque era un tipo muy raro, que se levantaba después de las cinco de la tarde, trabajaba durante la noche y sometía a todo su equipo a esas condiciones.

D’A.: –Dicen que el sindicato de actores empezó a luchar por las horas extras a partir de los programas de Narciso, porque la gente grababa 48 horas seguidas sin volver a la casa, los actores dormían tirados en los decorados, usaba un montón de extras a los que después no les pagaba. Casi no hacía pausas en el trabajo. Incluso Diana Álvarez –su principal colaboradora durante años– nos contó que una vez se orinó encima porque él no la dejaba ir al baño.

–O sea que era muy complicado trabajar con él.

G.: –Sí, por eso mismo se ligaba algunas bromas pesadas de los actores que ya eran figuras. Por ejemplo, una vez que se había caracterizado como un Cristo lo dejaron colgado en la cruz en un decorado y se fueron durante más de dos horas a comer mientras Narciso pedía a los gritos que lo bajaran.

–Ibáñez Menta daba miedo de verdad.

G.: –Al tipo le gustaba asustar. También nos contó Diana Álvarez que para su primera entrevista laboral Narciso la citó en su casa. Al llegar allí la recibió la esposa y le indicó que pasara a un cuarto que estaba totalmente a oscuras. Desde las sombras la voz tenebrosa de Narciso le indicó que prendiera la luz, y ahí ella se pegó un susto bárbaro cuando lo vio a él caracterizado de monstruo. “Veo que la máscara funciona”, dijo Narciso.

D’A.: –Salía con el auto caracterizado y manejaba así hasta al canal. Una vez que estaba disfrazado de diablo lo paró la policía.

G.: –Es que otra de sus pasiones era el maquillaje. Él mismo se caracterizaba. Y usaba técnicas muy artesanales, por ejemplo, para simular una cara quemada se untaba dulce de leche. Fue el primero en usar máscaras de látex y lentes de contacto blancos.

–Hacía cosas grandilocuentes, pero artesanales.

D’A.: –Bergara Leumann nos dijo que Ibáñez Menta pensaba que trabajaba para la Metro y después tenía que enfrentar todas las limitaciones. Además de su talento, también se rodeó del mejor plantel técnico de la época, aunque en ese momento casi no se hacían efectos especiales.

G.: –Todos se preguntaban cómo parecían tan reales los muertos, y salían así porque ¡eran muertos de verdad! Trabajaba en la morgue diseccionando cadáveres con ¡vísceras reales! Muchos actores y técnicos se desmayaban.

–¿Fue un fenómeno de masas?

D’A.: –Llegó a hacer picos de rating históricos. En el año 60, que es cuando se empieza a medir el rating, se calculaba que El fantasma de la ópera tenía rating absoluto. O sea que estadísticamente no había nadie mirando otra cosa. Se suspendían funciones de cine durante el horario en que salía el programa. ¡Era una locura!